A menudo me encuentro con clientes desorientados respecto a las distintas valoraciones que han recibido. Por un lado disponen una Tasación Hipotecaria, me comentan que han preguntado en otra agencia y que les dicen (a menudo sin acreditarlo), que han vendido una vivienda parecida en determinado importe, han hecho una valoración “automática” en un portal inmobiliario, no sin antes haber preguntado al vecino y al portero sobre otro piso que se vendió en la zona hace tiempo…

La pregunta que me vienen a decir es ¿Y de cual me fío? La pregunta es fácil y compleja al mismo tiempo. En este caso, lo que hago con mis clientes es sentarme con ellos y razonar, analizando la fiabilidad de las informaciones recibidas para otorgarles si merecen credibilidad, y si es así, ver qué grado merecen.

Y es que la clave no está en la información y en los datos, pues es algo a lo ya muchos pueden acceder a través de muchos canales, sino en la interpretación, cantidad y la calidad de los mismos, y es ahí donde la figura de un profesional inmobiliario puede aportar valor a la hora de saber tratarlos con el criterio adecuado.